jueves, 18 de abril de 2019

Lago negro de tus ojos - Guillem López



Aunque suene tópico, Guillem López lo vuelve a hacer. Vuelve a jugar con nuestras mentes. Vuelve a hacer salir nuestros instintos más viscerales. Vuelve a crear ese mal rollo en nuestro interior tan característico de sus obras y que a sus fans tanto nos gusta. Nos muestra la desintegración del ser humano. Nos hace explotar en la cara el caos de la existencia, como desaparecen y aparecen personas, seres o simplemente objetos. Vuelve a destrozar la cuarta pared a cabezazos como si nada y, cómo no, vuelve a dotar a la novela de gran simbolismo oculto con múltiples capas de lectura, jugando con el lector a imaginar la historia juntos. Por esto y mucho más, "Lago negro de tus ojos" es una novela imprescindible que todo el mundo al que le guste la literatura en general debería leer.

El primer punto a tratar son los protagonistas, los cuales evolucionan y se van transformando a lo largo de la novela. La laguna y el pueblo, dos personajes incorpóreos, pero con un gran peso dentro de la trama. La laguna es la gran y omnipresente protagonista. Uno de los muchos aciertos de la novela ya que, desde el principio, Guillem planta en nuestra cabeza la semilla de la duda y nos obliga a preguntarnos durante toda la trama: ¿qué son las lagunas? La respuesta la encontrareis en la novela, o no.
En el otro lado nos encontramos el pueblo, totalmente definido. En el pueblo de ‘El Clot’ todo el mundo se conoce. Madriguera de envidias y avaricia. El pueblo y sus gentes no olvidan, hablan a espaldas unos de otros para estar enterados de todo lo ocurrido y poder actuar en caso que se alteren sus rutinarias vidas.
Por la estabilidad del pueblo velaran la policía del pueblo: "Panxa” y “Fideu", dos policías corruptos que no están dispuestos para nada a que nadie desestabilice los turbios negocios que tienen con un grupo de fanáticos sectarios locales. Por encima de la policía local y a mayor escala encontramos los militares de la agencia para la seguridad mundial (LOCK) encargados del control del perímetro de la laguna. 
Y aquí es cuando entra en escena uno de los grandes simbolismos de la novela, los insectos. El pueblo está infestado de ellos. Una comparación brillante para cargar de simbolismo la figura del turista. Esos insectos que invaden poblaciones enteras para visitar un lugar misterioso, llegando a deshumanizar lugares enteros convirtiéndoles en simples puntos en un mapa de hacer fotos. Así es como la perciben la gente del pueblo, obligados a cambiar décadas de rutina por culpa de insectos con una cámara colgada al cuello.




Carla una periodista que regresa al pueblo, ese mismo que la vio crecer y del que se vio obligada a huir. Vuelve para escribir un artículo sobre la desaparición de una actriz en misteriosas circunstancias cerca de la laguna.  La historia de Carla es el viaje hacia la destrucción, es increíble como vemos cómo se va descomponiendo poco a poco hasta quedar en una sombra de sí misma. 

Finalmente nos encontramos con el otro protagonista de la historia, que también ejerce de narrador. Un narrador poco fiable, no, lo siguiente. Guillem es único creando narradores de este tipo y en este caso simplemente se sale. Desde un principio ya nos deja las cosas muy claras: ‘señoras y señores, este es Bernat, y no está en su casa tranquilamente, sino en terapia junto a su psiquiatra’. Pero Guillem no se queda ahí, sino que riza aún más el rizo y Bernat, dibujante frustrado y actualmente exterminador de insectos, nos cuenta la (“su”) historia utilizando dibujos organizados en formato cómic que ha ido creando durante el tiempo en el que transcurre la historia, llegando a hacer referencia explícita a estos durante la narración (“Viñeta tres del dibujo…"). Pero ¡cuidado!, también juega con el formato del texto añadiendo diferentes tipografías y organización del mismo, llegando a hacerlo explotar literalmente. Esto hace que se cree una simbiosis entre el caos mental de Bernat y la percepción del lector de tal manera que recorren, los dos cogidos de la mano, el camino hacia la locura de Bernat. No es placentero, porque Bernat no es precisamente un chico bueno mirando al abismo, no; es una persona nada agradable. ¡Espectacular!



Todos estos ingredientes, junto a su formato de novela corta, hacen que durante toda la novela se mantenga la intensidad a un nivel altísimo, manteniéndote en todo momento pegado al libro. Durante la narración va cambiando de escena, como si estuvieras viendo teatro, y en ningún momento se entretiene en describir transiciones; si lo hace es porque es importante para la historia. Con eso consigue imágenes que quedan grabadas a fuego en nuestra cabeza. 
Llegados al final de la historia, el autor nos tiene preparado un final "made in Guillem" rompiendo totalmente la cuarta pared como ya hizo con la "La polilla en la casa de humo", pero para descubrir el final tendréis que leeros el libro. 

En definitiva, poned a Guillem López y Lovecraft en una batidora y tendréis "Lago negro de tus ojos". Esperemos que el mundo que ha creado en esta novela no se quede aquí; él mismo ha comentado que le gusta y que está trabajando en más historias sobre ello. 
Ahora ya solo que esperar la próxima novela; la espera será larga, aunque siempre tendremos la posibilidad de releer alguna de sus otras novelas. Esa nueva edición de "Challenger" me está poniendo ojitos. 


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