lunes, 29 de julio de 2019

‘Ayantek’ es oscuridad, una oscuridad que des del primer momento te atrapará y que no te dejará salir hasta el final, y no será de forma gratuita. Por el camino habrás perdido un trozo de tu alma y de tu cordura. ‘Ayantek’ no te regala nada, durante toda la novela tienes la sensación de haberte perdido dentro de un mundo cruel donde la única regla es sobrevivir, al menos un día más. Un mundo impregnado de suciedad , tanto física como psicológica, en todos sus recovecos. Ciudades de pesadilla, con calles traicioneras que terminan en agujeros negros, donde solo sobreviven unos durante el día y unos pocos durante la noche; esta oscuridad diurna se transforma en la más cruel de las tinieblas nocturna y que alberga seres despreciables, humanos y no humanos. Un mundo nada fácil de asumir, pero a la vez totalmente real y creíble. Sencillamente, en su primera novela, Miriam Jiménez Iriarte se sale de la ecuación.

La edición que nos trae Insólita es genial, una ilustración intrigante en la portada que invita a la lectura de la novela y que, una vez leída, cobra una dimensión enorme. La mejor sinopsis que se puede hacer de la novela es, precisamente, la que la propia contraportada nos muestra, ya que adentrarnos más en la trama significaría destripar los asombrosos giros de guión que particularizan la novela:
A pesar de descender de muchas generaciones de Bendecidos, Kora no logra despertar el Don. Es la hija del director de la escuela de sanación de Avacornis y, cuando su padre muera, se verá obligada a vivir en el barrio de los Durmientes, el estrato más bajo de la sociedad.
Maese Fiacco lleva una doble vida. Por un lado, es profesor en la escuela de sanación. Por otro, realiza experimentos clandestinos con los niños que Puño y su reducida guardia de mercenarios le proporcionan.
De Asterkia dicen que es amiga de los marginados. Que es consumidora de Fuego y fornicadora. Dicen mucho y saben poco. Ella solo sabe que la ciudad prometida de Ayantek no es para ella. Sabe que, cuando muera, despertará en Ud-Haddkram con los demonios. Que así es como funcionan las cosas.
Sin dinero, aquí solo eres comida para zamuris. 
Los Zamuris son mas pequeños ;)
Aun así, sí que me gustaría realzar la estructura del mundo sombrío que Jiménez Iriarte nos presenta. La obra navega entre géneros, el fantástico, el terror y la ciencia ficción, pero sin comprometerse con ninguno; trabaja juntando las particularidades de cada uno de ellos para obtener una simbiosis final casi perfecta.
En ‘Ayantek’ abunda la sangre, las vísceras, los desmembramientos y todo lo más sádico y repugnante que puede abarcar la palabra sexo. La historia transcurre entre tres ciudades: Avacornis, Phadag-Llungan y Champtalion.  Ciudades monstruosas y salvajes, donde la pobreza condena a los que la sufren literalmente a la muerte. A lo largo de la historia descubriremos las tres - y creedme que en ninguna de ellas Miriam nos da un respiro. Las ciudades están regidas por un sistema estamental, que si se reduce a la mínima expresión, divide la sociedad entre dos clases sociales tan básicas como clásicas. Los Bendecidos, aquellos que ostentan el don de la sanación; y, por otro lado, los Durmientes, humanos que al nacer no fueron tocados por la varita mágica de la bendición y, por lo cual, están predestinados a la lucha diaria por la supervivencia.
Las historia transcurre, principalmente, con las vivencias de cuatro personajes. Se divide en capítulos que siguen un orden cronológico pero intercalando las vivencias de cada personaje en el mismo momento de tiempo. Así, y con la ayuda de la atmósfera, la autora crea una sensación de desorientación y crudeza que pocas veces he vivido leyendo una novela.

Kora, la hija del director de la escuela de la sanación, es la primera que, del linaje de una larga saga de Bendecidos, no logra despertar el don. Por esta razón, es objeto de multitud de maltratos durante toda su vida, incluso por parte de su padre, aunque está dispuesta a despertar su don cueste lo que cueste.

Asterkia, una mujer champtaliana mercenaria, fuerte y violenta como nadie; una guerrera dentro de un mundo de hombres donde ya sabe que nadie le regalará nada. Vive envuelta constantemente en una vorágine de caos debido al continuo consumo de Utrukka (o Fuego), una especie de droga que amplifica su habilidades físicas pero que también saca a luz su parte más visceral y primitiva, hasta el punto de llevarla a la pérdida total del raciocinio.

En el mismo mundo de mercenarios nos encontramos con Chotacabras. Un hombre marcado por el pasado que reniega de su origen, Champtalion, y pasa sus días como mercenario a sueldo del mejor postor. Un humano errante dispuesto a todo que no rechazará ningún trabajo, por repulsivo que sea; dispuesto a vender su propia alma sin importarle las consecuencias.

Y por último, Maese Fiacco, el profesor de anatomía de la escuela. Ninguno de los tres personajes anteriores llegan al nivel de vileza y desprecio que desprende Maese Fiacco por cada uno de sus poros. Es, sin ninguna duda, la personificación de todo el mal que alberga la novela. Un personaje desalmado que no dudará en recurrir a lo que haga falta para alcanzar su meta, ascender al reino prometido de Ayantek. Aunque sí que puedes entender su psique y saber que le mueve para llegar a sus objetivos, en ningún momento podremos llegar a empatizar con él. O, por lo menos, no deberíamos si queremos conservar nuestra salud mental.

El elenco de personajes no termina aquí, sino que intervienen muchos más para acabar de conformar la historia. Ninguno se introduce a modo de relleno, sino todo lo contrario; todos tienen su parte de repercusiones y consecuencias en el devenir de los acontecimientos narrados.  Dalcido, Mhystael, Yune o Puño son algunos de estos personajes que acabarán siendo partes indispensables en la oscuridad.




Básicamente, ‘Ayantek’ es una novela con mil tramas dentro de la historia principal. Algunas son independientes, algunas se entrelazan durante la lectura y muchas otras no acaban cruzando sus caminos hasta el final. Aunque esto pueda desarrollar un estado de confusión, creo que es lo que la autora busca,el desconcierto del lector, ya que este es intrínseco al mundo creado en la novela. Pero, señoras y señores, enmedio de todo esto es donde aparece la gran pluma de Miriam. Debajo de esta capa de desconcierto se esconden los engranajes de una maquinaria perfectamente engrasada que no chirría en ningún momento y que, por mucho que nos parezca que hay cosas que no tienen ningún sentido, ¡vigilad! En ‘Ayantek’ todo, absolutamente todo, tiene un sentido. En algunas entrevistas, la autora ha comentado que ha tardado 20 años en escribir la novela, y es algo que no me extraña. Cuando terminas la última página, todo queda perfectamente entrelazado, y únicamente lo que te queda como lector es levantarte de tu sillón de lectura y aplaudir. La narración nos irá rompiendo poco a poco por dentro y, posiblemente, dejéis un trozo de vosotros mismos en ‘Ayantek’.
Podría hablaros de estos y de mucho más, pero solo estaría rascando la superficie de estos personajes que, por muy viscerales y viles que parezcan a primera vista, son tremendamente complejos. Sencillamente no son héroes ni nada por el estilo, son personas que intentan sobrevivir como sea día a día. Personas que no están, ni se les espera; sobrantes y derrotados de la sociedad, olvidados, gente de la que nadie habla. Aun así, Miriam se encarga de darles voz de manera brillante y sublime. Un potente mensaje de crítica para la situación social actual.

Por todo lo explicado anteriormente, no es una novela apta para todo el mundo, y menos para lectores aprensivos, ya que es una combinación tremendamente explosiva de violencia física y psíquica. Hacía tiempo que estaba desencantado con la fantasía, pero encontrar esta novela "grimdark" ha despertado de nuevo mi interés, y puedo decir sin ningún tipo de duda que es una de las novelas de género fantástico de mi vida. Cuanto más reflexiono sobre ‘Ayantek’, más intento encontrar explicaciones al conjunto de la historia, y eso me encanta. Son tantas las sensaciones repugnantes y descarnadas, los malos rollos que ha despertado en mí, que el solo hecho de hacerlo merece mi más sincera admiración. Es muy complicado de conseguir, y más aún hacerlo bien, y Míriam Jiménez Iriarte lo saca con matrícula de honor.

‘Ayantek’ es una historia enorme aunque sólo vislumbramos la punta del iceberg. Sin duda, en su primera novela la autora ha dado semejante puñetazo encima de la mesa que la ha destrozado. En resumen, tenéis que leer a Miriam Jiménez Iriarte y estar atentos a todo lo que escriba. Aunque os maltrate como lectores, ¡qué más da!, solamente por las sensaciones que os provocará habrá merecido la pena.
Nos leemos.

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